Ese primer año, 2017, transcurría con su dinámica habitual y, en especial,
con sus protocolos muy bien establecidos, sobre todo en lo que se refería a la
organización de los asistentes en nuestras reuniones de comités y de junta
directiva. A mi izquierda, por este protocolo, se sentaba Jon Ander Badiola,
una persona tranquila, pensativa, muy analítica y cuyos comentarios siempre
eran muy pertinentes. Una persona que por su jerarquía era el más reciente
expresidente de la Cámara. Durante las reuniones hacía una serie de anotaciones
de manera seguida, en papeles que siempre me dejaba, y muy meticulosamente iba
anotando las horas y minutos en que se iniciaba cada tema planteado en la
Junta. Cuando le pregunté en una ocasión el por que lo hacía, me respondió que
era solo por un juego mental que llevaba.
Poco a poco lo fui conociendo y de sentarse a mi izquierda pasó a sentarse
al otro lado de la mesa. De ese señor que apenas conocía pasó a ser una persona
con quien con frecuencia conversaba, que llegaba temprano antes de las
reuniones y se sentaba en mi oficina para conversar, que hablábamos de
diferentes temas y quien en el 2020 asumió la responsabilidad de dirigir el
comité de Alianza Social de Venamcham.
Jon fue una persona a quien llegué a conocer en los últimos años. Era como
tituló un artículo que sobre él se publicó en la revista Business Venezuela en
2016, “un ser humano muy humano.” Orgulloso esposo y padre, trabajador
incansable, quien siempre tuvo presente el origen vasco de su familia y el
orgullo de ser venezolano. Se enfocó en los temas gerenciales para poder
dirigir por muchos años una empresa como Cargill de Venezuela, pero siempre con
un sentido social muy profundo, como él mismo señalara en el antes mencionado
artículo: “Nos toca un momento muy duro, el tiempo es limitado. Pero nuestra
responsabilidad es enfrentar con integridad la construcción de una sociedad que
busque el bien común…”
Maestro,
profesor, amigo, colaborador, un hombre que nos honró con sus enseñanzas y de
una calidad humana espectacular. Un gerente, empresario y gremialista
visionario, comprometido con diversas instituciones agregando valor y
sensibilidad social. Una extraordinaria persona y profesional, humano ejemplar,
mentor por excelencia, con un sentido del humor balanceado que a todos
alegraba. Gran compañero de trabajo siempre estaba en conexión con todos y
siempre contábamos con el apoyo de Jon, gran ejemplo de liderazgo.
Como nos dijo un amigo y miembro de la Junta Directiva de Venamcham: “Con la partida de Jon Ander pierde la tierra, pero gana el cielo, lugar donde al final todos nos encontraremos. Dios lo reciba con los brazos abiertos.”
Descansa en Paz querido Jon.
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