Ya en la primera semana del año nuevo, muchas son las
interrogantes que tenemos. La primera pregunta es ¿será mejor que el anterior?
Por lo menos sabemos que desde su inicio va a ser muy diferente. La segunda
pregunta es ¿cómo lo enfrentamos? Y también sabemos que los cambios van a ser
en algunos casos muy severos. Por ende, cabe dedicarle un tiempo a entender
algunas de las implicaciones de este recién comenzado 2018.
De entrada ya sabemos que será un año en el que habrá mucho
movimiento, donde vamos a requerir un nuevo tipo de acción muy enfocada, de una
capacidad de pensamiento diferente y de una nutrición distinta (y no solo de
calorías). Un año en el que nos vamos tener que detener firmemente y pensar,
quizás, en aquello que nos permita hacer una pausa y reflexionar de una manera
diferente. Y será, por supuesto, un año donde debemos definir y descubrir un
nuevo significado de lo que queremos lograr, donde los pensamientos profundos
nos permitirán escuchar y debatir mejor nuestras ideas con la finalidad de lograr
un cambio hacia lo positivo.
Luego de un 2017 convulsionado que parece más bien una
montaña rusa, el nuevo año sin duda nos va a traer mayores retos e
incertidumbre, algo que no parecería sano en algunos casos. Hoy el mundo entero
se encuentra en una situación y una posición muy diferente a las de hace apenas
12 meses. Y si observamos más de cerca nuestros propios países y comunidades,
nos damos cuenta que la magnitud del cambio es aún mayor.
Ya sabemos que el cambio es inevitable. Lo importante es
definir qué expectativas ya tenemos para lograr un cambio eficaz en el 2018.
Para las personas y las organizaciones, las tendencias de cambio se están
acelerando; de hecho, ya hoy día manejamos los términos de megatendencias y de
la cuarta revolución industrial como si los entendiéramos desde hace muchos
años. Y vemos cambios radicales como resultados: los avances tecnológicos
seguirán a gran escala y a mayor velocidad; las iniciativas ambientales
generarán cambios en el consumo y en las discusiones sobre la sostenibilidad; vendrán
importantes cambios en la industria del transporte y de las comunicaciones
producto de la automatización; la era de la sabiduría impulsará descubrimientos
en la ciencia antes inimaginables; y la inteligencia artificial será tema del
día a día dado el impacto que va a tener. Todo esto entendiendo que la era de
la computación sigue su rumbo y nos adentra en lo que hoy se llama la sociedad
de la Internet y donde el IOT (Internet de las Cosas) generaran impactos
disruptivos.
Entonces, o entendemos estos conceptos que radicalmente van
a cambiar nuestras vidas y lo que podemos hacer o nos arriesgamos a perder la
oportunidad de configurar el futuro si no actuamos. Al final del día, solo los
que estén preparados para enfrentar los desafíos del cambio tendrán mayores éxitos
y aciertos, pero debemos entender, comprender y aceptar lo que viene pues estaremos
en un espacio y un tiempo que estarán avanzando a un ritmo mucho más rápido. Conociendo
por ende las implicaciones que todos estos importantes cambios tendrán sobre la
población, las empresas y la sociedad, podremos identificar las acciones que
nos permitan darle un verdadero sentido a este nuevo 2018.
Luis Vicente García Giliberti