Es
muy probable que cada vez que te consigues a alguien en la calle, en un
ascensor o que lo llames por teléfono, alguno de los dos - generalmente quien
inicia la conversación - haga una de las más sencillas y amables preguntas que
se hacen durante el día: ¿cómo estás?
El cómo estás se puede cambiar, dependiendo del país o de la región en la que
te encuentres por algunas variaciones diversas, como por ejemplo: ¿Qué tal?; ¿Cómo andas?; ¿Qué hubo?; ¿cómo
te sientes?; o ¿Qué cuentas? entre
otras.
Dependiendo
también del idioma que hablemos, la pregunta ¿y cómo estás? puede significar un simple hola o una verdadera
pregunta sobre el cómo has estado, lo que requiere de casi una explicación detallada.
En nuestro idioma castellano esta pregunta es generalmente un saludo muy
cordial. Sus respuestas por supuesto tienen por ende diferentes posibilidades; pero
siendo una pregunta sencilla debería tener, como en realidad tiene, una
respuesta simple, sencilla y corta a la vez: bien o muy
bien y nuestra respuesta es bastante automática en la mayoría de las
ocasiones.
En algunos
casos esta pregunta tiende a averiguar el estado de ánimo de la persona y
algunas veces de sus sentimientos. Ese es el caso cuando la persona pregunta
algunas variaciones como lo pueden ser ¿Qué es de tu vida? o ¿Cómo te trata la vida? En muy pocas
ocasiones, sin embargo, vamos a esperar a que en realidad la persona a quien se lo preguntamos nos
cuente como les ha tratado la vida desde que nos vimos por última vez.
En
los países en donde la situación está relativamente bien y estable, también se
escuchan respuestas como estoy feliz, alegre, entusiasmado o hasta excelente. Sin
embargo, en los países donde la situación económica o social es compleja, las
respuestas tienden a tener un tono más negativo con algunas diferenciaciones.
Desde un común ‘más o menos’ hasta un
‘no tan bien’, pasando por un ‘aquí vamos’ o simplemente ‘tú sabes’... En estos días, sin embargo, he venido
escuchando una respuesta algo diferente, una más seria y pensativa. Una gran
cantidad de personas antes de responder respira profundo, te dice ‘bien’ (uno pausado y bastante alargado
por cierto) y, a continuación, le agrega algún complemento, frase o adjetivo
diferente. De allí que estemos escuchando un ‘bien… pero tú sabes’. Es
algo así como que si quien responde quiere enfatizar algo que quizá ya uno sabe
o piensa que sabe, esperando que ambos nos sintamos de una manera similar.
Y
es que al parecer es la sociedad completa la que no se siente bien en estos
días que transcurren entre la incertidumbre, los cuestionamientos y las dudas. Sabemos
que a todos nos afecta la situación de una u otra manera, a algunos con un
impacto más negativo y que en conjunto no estamos en el mejor momento. Pero
entonces, ¿qué hacemos?
Una
de las primeras recomendaciones es que debemos estar antes que nada bien con
nosotros mismos. Y por ello antes de preguntarle a otro ¿cómo estás? debemos preguntarnos a nosotros ¿cómo estoy? Esta no es una pregunta para tomársela a la ligera
sino en realidad debemos pensar, reflexionar y darnos cuenta de lo importante
que es en este momento. Debemos estar bien con nosotros mismos, debemos tener
confianza en nosotros y debemos de alguna manera estar tranquilos. Recordemos que
nuestros pensamientos afectan nuestras emociones y nuestras emociones se
convierten en acción; esas son las respuestas a lo que nos sucede alrededor.
Una
segunda recomendación sería comprender el entorno familiar y laboral que nos
rodea: ¿es positivo o negativo?; ¿nos rodean personas optimistas o pesimistas?;
y, ¿Qué aporte hago yo? Recuerden que somos el promedio de las personas que nos
rodean. Y como tercer factor para darnos cuenta de cómo estamos es importante
recordar que debemos ser agradecidos, pues no todo lo malo nos sucede a
nosotros. Recuerda que:
“Te verás por fuera como te Sientas por Dentro.”
Valora
lo que tienes, con quienes compartes y comprende lo que puedes lograr y
alcanzar; valora lo que eres y lo que puedes llegar a ser. Rodéate de personas
que todavía sean positivas y actúa de la misma manera. A la vez, practica la
gratitud de manera diaria. Estas son cosas simples que podemos hacer y que si
bien no eliminan todo lo malo que nos rodea, nos permite ver la vida con una
perspectiva diferente. Y permítete la posibilidad de sentirte bien.
Seguiremos
motivando. Luis Vicente Garcia