domingo, 4 de marzo de 2012

Sembrando los Frutos

Acabo de regresar de viaje y por casualidades de la vida la línea aérea en la cual viajaba no tenía mi cupo para hacer la continuación de mi vuelo por lo que tuve que quedarme unas 10 horas en Lima esperando para poder hacer la conexión. Mi sorpresa fue que el hotel en el cual me quedé estaba al lado de la Parroquia de la Virgen del Pilar, una iglesia construida en el año 1940 al estilo barroco, con un altar colonial del siglo XVIII y una imagen de la Virgen del Pilar realmente espectaculares.

En la hoja dominical pude leer una serie de artículos que si bien hacen pensar, van más allá de eso, son de aquellos que nos deben hacer reflexionar y actuar pues los debemos poner en práctica en nuestro día a día.

Uno de estos artículos relataba una frase que decía que "la semilla es la única parte de la planta que no logra ver la espiga ni los frutos de la misma". Esta es una gran verdad para muchas cosas de nuestra vida. El grano siembra las bases para el crecimiento da una planta, de un gran árbol, de algo que luego nos dará sombra, frutos o madera para nuestros techos. Pero la semilla en sí morirá antes de ver el resultado de su esfuerzo, es decir, la meta para lo cual fue sembrada. La semilla no va a ver ni la harina con que se va a hacer el pan, ni la fruta que nos comeremos en la mesa, ni el tallo del gran árbol.

Con demasiada frecuencia nos cansamos, nos rendimos, nos desilusionamos a medio camino por que no vemos el fruto de lo que hemos cosechado, de lo que hemos sembrado o de nuestros propios esfuerzos. Muchos tiran la toalla como decimos en Venezuela; muchos abandonan el camino y deciden emprender otros rumbos. Pero la verdad, ¿porqué hacemos esto? porqué abandonamos nuestra meta y nuestros objetivos?

A veces los padres no somos testigos totales de las semillas que sembraron en sus hijos, pero todos tenemos la Fe y la Esperanza de que esa semilla de valores y principios que les enseñamos desde niños y jóvenes sea la base de su crecimiento, prosperidad y futuro para su propia familia y su desarrollo profesional. Lo mismo pasa en nuestros trabajos. A veces cambiamos de empresa por diferentes razones o dentro de una empresa cambiamos de cargos, funciones o hasta de países por nuestro crecimiento profesional o por movimientos empresariales. Por ello, tampoco veremos los frutos que hemos sembrado en la gente, en los cambios en los procesos, en los sistemas, en el mejoramiento de muchos temas que siempre esperamos que cambien y mejoren la productividad de la empresa en la que trabajamos. Y nos preguntamos ¿porqué o para qué todo este esfuerzo? Porque uno es el que siembra las bases del crecimiento mientras que serán otros muchas veces los encargados de llevarlos a cabo.

Todos debemos sembrar frutos en donde estemos o donde vayamos. Nuestra meta es que esos frutos algún día echen frutos y espigas y sean de gran calidad. Que no las veamos nosotros, bueno, no importa siempre y cuando estemos seguros de que sus bases sean sólidas y que nos aseguremos que siempre dejemos un legado para que los que vengan detrás de nosotros lo puedan seguir desarrollando y llevando a cabo.

Seguiremos motivando y sembrando semillas. LVGG 

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