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sábado, 22 de abril de 2023

Día Mundial de la Tierra 2023: Un mundo vulnerable y nuestro compromiso

En la noche del 11 al 12 de octubre de 1492 se dio aquel famoso grito de "¡Tierra!", y la historia de Europa y de América, por no decir del mundo entero, cambió para siempre de manera irreversible. Cristóbal Colón posteriormente llamado "Nuevo Mundo". Con ello se iniciaban nuevos temas, como el intercambio alimentario con un nuevo continente; la incorporación de los numerosos alimentos y materiales comestibles de América a la dieta europea y mundial, como, por ejemplo, la papa, el maíz, el cacao, la batata, la calabaza, el maní, la vainilla, los ajíes, el aguacate, el tabaco y la goma, entre otros; se inició un importante cambio en la cultura culinaria de occidente para siempre. A su vez, las culturas americanas heredaron alimentos y formas de comer europeas, como el trigo, la avena, la cebada, el centeno y la caña de azúcar. Se intercambiaron nuevas especies de animales (el caballo, el burro, la res, la oveja, el cerdo, la gallina y el conejo) y se trajeron nuevas especies al ecosistema americano.

Lo mismo ya había sucedido cuando poblaciones de Asia migraron al medio oriente y de allí al África, o viceversa, o cuando comenzaron las invasiones y conquista europeas hacia los nuevos destinos como lo fueron inicialmente la China, la India o el África, los cual continuo con la potencia marítima que desarrollaron los europeos y las grandes caravanas que salían de la península arábica o desde y hacia Asia. Ahora bien, todo descubrimiento, conquista, migración o invasión, trae más necesidades, nuevas realidades y grandes impactos que precipitaron cambios no solo en las culturas locales y mundiales, sino en el clima y ecosistemas locales, algunos con significativos impactos en el clima mundial.

La investigadora Julia Pongratz del Departamento de Ecología Global de la Institución Carnegie, dice que “Es un error común pensar que el impacto humano en el clima comenzó con la quema de carbón y petróleo a gran escala en la era industrial. En realidad, los humanos comenzaron a influir en el medio ambiente hace miles de años al cambiar la cubierta vegetal de los paisajes de la Tierra cuando talamos los bosques para la agricultura”.

Existen varias teorías de que el cambio climático inducido por el hombre comenzó mucho antes de la era industrial, en las que las prácticas agrícolas destructivas de la civilización temprana o que las invasiones masivas y destructivas de los tiempos, pudieron haber alterado el clima mucho antes de la era industrial. Les presento tres de estas teorías, todas muy interesantes, aunque han resultado algo polémicas:


  • La Revolución Neolítica. El profesor William Ruddiman, profesor emérito de ciencias ambientales en la Universidad de Virginia, se ha hecho muy conocido (y criticado) por su teoría de 2003, de que la Revolución Neolítica de hace 7.000 años, provocó un cambio en el clima global cuando algunos humanos pasaron de ser cazadores-recolectores a la agricultura a gran escala.
  • La Invasión Mongola. El estudio publicado por la profesora Julia Pongratz[1] junto con el colega Ken Caldeira, del Carnegie Institution for Science en los Estados Unidos, junto a investigadores del Instituto Max Planck de Meteorología de Alemania, compila un modelo de cobertura terrestre global a partir del año 800 d.C., y señalaron que “durante los eventos más duraderos, como la invasión de los mongoles, hubo tiempo suficiente para que los bosques volvieran a crecer y absorbieran cantidades significativas de carbono”. Con ello se dio a conocer que la invasión mongola, iniciada por Genghis Khan en 1206 d.C., creó el imperio más grande del mundo y tuvo otro impacto global: esta invasión enfrió la Tierra. La respuesta a cómo sucedió esto se puede decir, en una palabra: “reforestación”. La invasión dejó un gran número de muertos, despoblando muchas regiones. Con menos gente, grandes extensiones de campos cultivados eventualmente regresaron a los bosques, absorbiendo dióxido de carbono de la atmósfera. Según la contabilidad del estudio, la regeneración de los bosques durante la invasión de los mongoles absorbió 700 millones de toneladas de carbono de la atmósfera, lo que equivale a la cantidad de carbono que la sociedad global ahora produce anualmente a partir de la gasolina.
  • El Descubrimiento de América. Por su parte, Richard Nevle y Dennis Bird, investigadores en el Departamento de Ciencias Geológicas y Ambientales de la Universidad de Stanford[2] indican en su estudio que las enfermedades introducidas por los europeos pueden haber matado a más del 90 por ciento de la población del Nuevo Mundo dentro de un siglo del primer contacto, lo que posiblemente condujo al abandono a gran escala y la posterior reforestación de tierras agrícolas en las Américas. Las evidencias de su investigación sugieren que esta regeneración forestal secuestró suficiente carbono para haber impulsado el período de enfriamiento global de 1500-1750 conocido como la Pequeña Edad de Hielo.

Pero este impacto positivo y sustancial en el clima global y el ciclo del carbono, no fue intencional y no logró revertir lo que hoy conocemos como el calentamiento global y hoy, lamentablemente, la situación es totalmente lo contrario. A pesar de la preocupación mundial y las numerosas iniciativas a lo largo de los años (tanto locales como globales), los bosques continúan cayendo a un ritmo asombroso. Actualmente, alrededor del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo provienen de la deforestación.

América Latina y África han sido algunas de las regiones de más rápido crecimiento, más pobladas y ricas en recursos del mundo. Sin embargo, a pesar de todas sus oportunidades, ambos continentes continúan siendo los más vulnerables a los efectos del cambio climático. Los líderes mundiales a menudo reconocen esta discrepancia y la necesidad de proteger la belleza natural y los abundantes recursos de los continentes, pero, la falta de dinero, el poco compromiso, las diferencias regionales, los factores políticos y económicos y las diferencias en cultura y comunicación, las perspectivas sobre cómo avanzar en soluciones al desafío climático son muy diferentes, no se logran acuerdos y no se llegan a implementar.

De acuerdo a un artículo publicado por Ellasandra Walsh, Gerente Asociado y Líder de Sostenibilidad del Centro de Negocios EE. UU.-África[3], señala que hay áreas de desacuerdo más generalizadas que siguen arraigadas, por ejemplo, en las realidades diferenciadas de los países africanos:

  • ¿Cuáles son las prioridades únicas de mitigación y adaptación climática de África?
  • ¿Cuáles deberán se los alcances ante los distintos puntos de vista?
  • ¿Cómo se ponen en prácticas nuevas medidas que corrijan, mejoren y logren enfocar las incongruentes soluciones que se presentan o la aplicación de recursos mal administrada?

Por supuesto, lo mismo ocurre en el Medio Oriente, en América Latina y hasta en los continentes con los países mas avanzados. La falta de coherencia, el no ponerse de acuerdo, no impulsar los cambios legislativos requeridos, o la falta de compromiso gubernamental (federal y local) así como de la sociedad, no nos permiten avanzar.

Cada 22 de abril se celebra el Día de la Tierra o Día Mundial de la Madre Tierra, un día en que las Naciones Unidas nos invita a crear conciencia en la humanidad sobre los problemas de la superpoblación, la contaminación y la importancia de la conservación de la biodiversidad. A fines de la década de 1960, hubo una mayor conciencia de las preocupaciones ambientales y se buscó galvanizar el movimiento de conservación mediante la creación de una celebración nacional en los Estados Unidos. El primer Día de la Tierra, tuvo lugar el 22 de abril de 1970 y fue diseñado como una “enseñanza ambiental” que educaría a los participantes sobre la importancia de la conservación ambiental. En 1990 se organizó un Día mundial de la Tierra, que fue observado por unos 200 millones de personas en más de 140 países y desde entonces, el Día de la Tierra ha tenido un alcance internacional.

Hoy nuestro planeta Tierra tiene demasiados desafíos por delante y se enfrenta a un buen número de retos para avanzar en sostenibilidad. Nosotros somos los máximos responsables de su sostenimiento y mantenimiento y debemos buscar, obtener o crear todas las herramientas necesarias para hacerlo. El agua, el oxígeno, la temperatura y tantos otros temas son cruciales para la vida terrestre y el cuidado y gestión de todos los recursos naturales, en especial los no renovables, es fundamental para garantizar la buena salud de nuestro planeta. Pero afrontar el reto climático que el planeta tiene por delante también exige cambios, nuevas maneras de pensar, actuar y de proceder por parte todos, gobiernos, sociedad, sector privado, la ciencia y la academia, las industrias y sus procesos productivos, de la gestión de residuos y, por supuesto, de nuestros propios hábitos de consumo. Paola Amigo, en un artículo publicado en EdCreativo en 2020, resaltó algunas metas que son básicas, pero también las muy necesarias[4]:

  1. Luchar contra el cambio climático
  2. Preservar el agua, un bien escaso
  3. Implantar una economía circular
  4. Proteger la biodiversidad
  5. Concienciar sobre el cuidado del agua

Como vemos, son todas soluciones conocidas, necesarias y urgente.

Comenzar por frenar el cambio climático es empezar por el principio. El cambio climático no es un problema que está por llegar, es una realidad que vivimos en nuestro día a día y que podemos observar con nuestros propios ojos. Para luchar contra él, el primer paso es reducir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero que provocan el aumento de las temperaturas. Es entender que debemos cuidar y conservar el agua, no solo repetir que el agua es vida. Es darnos cuenta de que la sociedad pueda siquiera considerar la reforestación global, se debe detener la deforestación global. Es definir estrategias para conseguir avances en la implantación de una economía circular. Es trabajar en la restauración de los ecosistemas naturales y en la preservación de la biodiversidad. Es generar confianza para lograr cualquier colaboración exitosa, ya sea para comunidades, gobiernos u organizaciones internacionales. Y, es entender, en definitiva, que la sostenibilidad del planeta, sus habitantes y su propia economía, es tarea de todos.

A principios del siglo XXI, las muchas actividades del Día de la Tierra incluían crear conciencia sobre una serie de crecientes preocupaciones ambientales, especialmente la amenaza del calentamiento global y la necesidad de fuentes de energía limpias y renovables. De hecho, en 2016, el Acuerdo Climático de París se abrió de manera emblemática a las firmas en el Día de la Tierra. Pero creo que más allá de alentar e invitar a entidades y organizaciones a nivel mundial a organizar actividades relacionadas con el cuidado y mantenimiento de la naturaleza, creo que este día pasa desapercibido y los seres humanos, en conjunto, estamos fallando.

Hace algunos años escribía que un solo día al año no era suficiente para crear consciencia; hoy todas las acciones que se realizan cada mes no logran crear esa conciencia necesaria para entender lo que verdaderamente esta en juego y es la sostenibilidad de nuestro planeta. Con base en el conocimiento que hemos obtenido del pasado, ahora estamos en condiciones de tomar mejores decisiones sobre el uso de la tierra que disminuirán nuestro impacto en el clima y el ciclo del carbono. “No podemos ignorar el conocimiento que hemos adquirido sobre el medio ambiente”.

El planeta Tierra está en peligro, no le prestamos atención, no logramos influir con impacto en los temas ambientales y le dejamos la responsabilidad a las autoridades o a otras personas. Entender que nuestro planeta Tierra es vulnerable y que corregir y cambiar, además de ser urgente, es exclusivamente nuestra responsabilidad, es nuestro compromiso.

Luis Vicente / @LVGarciaG


Fotos: Luis Vicente García / Imágenes creadas en Canvas.



[1] Julia Pongratz, Ken Caldeira, Martin Claussen. Coupled climate–carbon simulations indicate minor global effects of wars and epidemics on atmospheric CO2 between ad 800 and 1850. Enero 2010. https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0959683610386981

[2] Rhett Butler. European conquest of the Americas may have driven global cooling. https://news.mongabay.com/2008/12/european-conquest-of-the-americas-may-have-driven-global-cooling/

[3] Ellasandra Walsh. April 2023. Earth Day for Africa: Overcoming “Differentiated Realities”. https://www.uschamber.com/international/earth-day-for-africa-overcoming-differentiated-realities

[4] Paola Amigo. Cinco Retos Para Hacer De Nuestro Planeta Un Mundo Más Sostenible. https://branded.eldiario.es/retos-planeta-mas-sostenible/

 

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