Una de esas mañanas de Navidad, una niñita llamada Norma se despertó muy pero muy temprano. Sin pensarlo salió como despegando desde su cama y de un solo brinco llegó a la puerta de la sala. Ve el arbolito de Navidad repleto de regalos y pega un enorme grito de felicidad. Allí estaba el regalo que le dejó Santa junto a todos los regalos que le dieron su mamá y papá. En eso corre al árbol, agarra la primera caja y al abrirla se lleva una ‘asombrosa sorpresa’ (si es que podemos unir estas dos palabras).
Y entonces sucedió:
Al abrir su primer regalo Norma se da cuenta que le dieron el mismo regalo que el año pasado.
Norma se apresura y abre el segundo regalo, ya un poco más ansiosa para descubrir que es el mismo regalo de año pasado. Y ya medio molesta, agarra como con bravura el tercer regalo, destroza el papel que lo envolvía al abrirlo y no entiende por qué este tercer regalo también es el mismo que el del año pasado.
Continuando con la historia, Norma corre al cuarto de sus papás, salta en la cama (con el susto por supuesto de ambos padres). Despierta a la mamá y le dice,
Norma, ya sin saber que hacer, se queda pensativa y triste, y con unos ojos medio aguados suspira profundamente.
Todos poseemos dones y cualidades que son muy personales. Esos son los “regalos” que hemos recibido de nuestros padres, maestros y de los amigos que nos influyen positivamente a lo largo de nuestras vidas, y que si tenemos suerte, continuamos recibiendo siempre. Esos regalos o dones los vemos como habilidades personales, quizá esas habilidades únicas que nos permiten ser, hacer y aprender continuamente. Pero solo los sabremos usar y tendremos más, si los ponemos en práctica (los usamos) y, en especial, si los compartimos con los demás.
En el contexto más amplio de la vida y las interacciones personales, existen varios dones o cualidades que poseemos los seres humanos que, cuando se usan y comparten, pueden contribuir a ser una influencia positiva. Aprende de los dones que tienes y los regalos que has recibido y úsalos continuamente.
Los dones son varios, particulares para cada quien, y muchas veces nos caracterizan como personas. Y dado que hay una amplia diversidad de dones, les presento algunos "dones" que las personas pueden tener y compartir para generar un impacto positivo en los demás:
- Bondad: El simple acto de ser amable puede tener un efecto profundo en los demás. Pequeños gestos de bondad, como una sonrisa, un cumplido o una mano amiga, pueden crear un efecto dominó positivo.
- Empatía: comprender y compartir los sentimientos de los demás puede crear conexiones sólidas. La empatía nos permite relacionarnos con las personas a un nivel más profundo, fomentando la comprensión y la compasión.
- Generosidad: compartir tiempo, recursos o conocimientos con otros demuestra generosidad. Puede ser tan simple como ofrecer un oído atento o brindar asistencia a alguien que la necesite.
- Positividad: Mantener una actitud y una perspectiva positivas puede ser contagioso. La positividad puede animar a quienes nos rodean e inspirar una atmósfera más optimista y esperanzadora.
- Ánimo:
Ofrecer palabras de aliento y apoyo puede motivar y empoderar a otros. Ayuda a
las personas a creer en sus capacidades y perseguir sus objetivos.
- Resiliencia: afrontar los desafíos con resiliencia y perseverancia puede resultar inspirador. Compartir historias de superación de la adversidad puede ofrecer esperanza y aliento a otras personas que enfrentan luchas similares.
- Creatividad: Compartir ideas y soluciones creativas puede generar innovación e inspirar a quienes nos rodean. La creatividad aporta una nueva perspectiva y puede contribuir a la resolución de problemas.
- Gratitud: expresar gratitud y aprecio por los demás fomenta un ambiente positivo. Reconocer las contribuciones de los demás fomenta un sentido de valor e importancia.
- Honestidad: La comunicación transparente y honesta genera confianza. Compartir pensamientos y sentimientos abiertamente promueve la autenticidad y fortalece las relaciones.
- Perdón: Dejar de lado los rencores y perdonar a los demás puede contribuir a un estado emocional más saludable. También da un ejemplo de comprensión y compasión.
Todos podemos reconocer y apreciar las cualidades y fortalezas únicas que hay dentro de nosotros y estar dispuestos a compartirlas con los demás. El acto de compartir nuestros atributos personales positivos no sólo beneficia a quienes nos rodean sino que también contribuye a construir una comunidad más armoniosa y compasiva.
Al aprovechar, utilizar y compartir los dones únicos de cada uno de nosotros, tenemos el poder de construir una sociedad marcada por la empatía, la innovación y la interconexión. Aceptar la empatía y la bondad como dones compartidos puede allanar el camino para una comunidad inclusiva y solidaria, donde se celebre la diversidad y todos tengan un sentido de pertenencia. Todos podemos colaborar sobre una base de creatividad e innovación que fomente una sociedad que se adapte de una mejor manera y sea más próspera. Y junto con la resiliencia y generosidad, podemos crear un entorno de apoyo que permita a las personas superar obstáculos y alcanzar su máximo potencial. En esencia, saber aprovechar esos regalos que tenemos es aprovechar los dones que poseemos, lo que nos dará la oportunidad de construir una sociedad que priorice el bienestar de sus miembros, adopte valores compartidos y se esfuerce continuamente por mejorar.
Que durante estas Navidades desenvolvamos los verdaderos regalos que llevamos dentro: bondad, empatía y generosidad; que descubramos nuestros dones personales, los pongamos en uso; y que al compartir estas cualidades, construyamos un mundo más brillante y conectado. En el espíritu de la temporada, abracemos nuestros dones únicos, animémonos unos a otros y creemos colectivamente alegría y cambios positivos.
¡Feliz navidad! 🎄✨
(artículo originalmente publicado en @PasionPais)
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